sábado, 11 de febrero de 2012

Treinta y tres episodios de ceguera

1.        
Entre más se vive, más nostálgico se es; lo cual comprueba que la felicidad se sitúa en algún punto intermedio entre la concepción y el parto, entre el deseo primordial que siente la madre hacia el aborto y la estúpida resignación del padre.

2.        
Lo más parecido que encuentro a la palabra felicidad, se llama nostalgia: una especie de felicidad descontinuada que me acompaña a todo lugar y que corona todo acto; en esa proeza de fracasados llamada amor, e incluso en la falacia crepuscular del orgasmo.

3.        
En un mundo donde reinan la crueldad, la falta de un amor cuyo proyecto verdaderamente triunfe y donde la noche no evoca la forma de una caricia, o en una palabra, en un mundo donde no hay el menor indicio de maternidad, se puede asegurar que Dios es una palabra que pertenece al género masculino.

4.        
Recuerdo que la nostalgia nació justo aquel día que eyaculé por primera vez en una noche de falla eléctrica y relámpagos: había perdido el deseo mucho antes de haber conocido a una mujer.


5.        
A ese viejo pasaje, en donde los ilusos creen leer que para cada Adán, dios creó una virginal Eva con quien desflorarse, queda contraponerle la falta de pruebas para asegurar que con ello el creador lo curó de su si más primitiva y arraigada soledad.


6.        
Al aceptar una compañera de vida, Adán asestó a dios en la cara una enorme prueba de  humildad. Si la humildad fuera la norma del universo, éste último tendría alguien ante quien arrodillarse. Por desgracia, su infinita perfección le incapacita para amar, o lo que es lo mismo, aceptar que tiene una igual.

7.        
A menudo me invade la imagen de un dios pendiendo de la horca, sus pies flotan encima de una última nota: No soporto más el choque entre la fe que los hombres me profesan y mi abrumadora impotencia. El que esa imagen no pase de eso se debe a la suma dignidad del género humano, aunque también a su más arraigada estupidez.

8.        
Uno de mis sueños recurrentes en los años de la pubertad, fue un jardín lleno de santas desnudas, de formas exuberantes y provistas de rozagantes vulvas por donde escurría la luz. Nunca logré tocarlas porque despertaba casi al instante. Fue así como descubrí que en el mundo inconsciente  existía una perfección alcanzable, aunque ésta desapareciera  con cada fría madrugada. Pese al método nunca conseguí nada. Ya mayor logré montar una escena parecida con un par de chicas, sin embargo, aquello me dejó un sabor insípido, pues entre la utilería se contaba el yo, el tiempo y el proyecto del amor.

9.        
Algunos escritores deben toda su obra a la suerte o a la paciencia. Durante los primeros 28 años de mi vida esperé inútilmente encontrar algo que se le pareciera a la inspiración: solo encontré el aburrimiento y algunas veces el horror. La vida es el resultado de un dios inspirado por el Mal, o en todo caso, del Mal inspirado.



10.    
Cuando pienso en inspiración reclamo algo que se asemeje a las pulsantes erecciones de la pubertad, a los grandes temas que se discutían al salir de la cinema-porno. Si por ésta queremos definir al mecanismo mediante el cual al poeta le era comunicado lo que de trascendente había en este mundo, entonces es loable concluir que el universo ha enmudecido a causa de su fatiga afónica; en concomitancia, estamos sordos.



11.    
La enorme capacidad del creyente para sostener la hipótesis teísta, raya en lo absurdo. La Fé, permite incluso que un aborto ame incondicionalmente a su madre. Gracias a ella interpretamos positivamente cualquier fatalidad: Si vive, déjalo para bien, si el sufrimiento es lo único que le espera, mejor será que muera.

12.    
Nadie puede quitarle a dios el derecho de ser nuestro único asesino. El argumento de fondo contra la eutanasia.

13.    
Me defino como alguien que le lleva mucha ventaja al presente. Mucho antes de haber escogido lo que soy ya lo había agotado todo en mis sueños. Esa falta de emotividad en todo lo que hago se lo debo a esa sensación simplona de un futuro ejecutado por segunda vez. Jamás escribiré ninguna obra importante, ya que en el campo de lo imaginario alcance esa etapa donde el filósofo termina por retractarse de todas sus ideas para recluirse en un prostíbulo o en un templo.

14.    
El que la mayoría de los pensadores hayan escrito para impactar en la posteridad aun después de muertos, es una cuestión de inmadurez. El que nunca consigamos hacer actos verdaderamente respetables como el de retractarnos de todas nuestras ideas, podría hallar su explicación en el plano de la longevidad del ser humano.

15.    
Encuentro muy pocas aportaciones a la evolución de la escritura en mi árbol genealógico: bisnieto de un cristero y un rielero analfabetas, tan solo llegue a ser un matemático sin fulgor; a una escala mayúscula, en el plano físico y genético, mi mayor aportación a la globalidad es esta pasajera e inauténtica juventud; en la dimensión intelectual me conformé con ser un lector tercermundista.


16.    
La tradición cristiana relata fielmente la historia de un hombre que murió en la cruz para nuestra salvación. La deuda que contrajo el hombre para con el cielo a partir de ese acto dudoso es a tal grado impagable que, podríamos considerar que desde entonces el hombre ha salvado durante dos mil años a dios de caer en el lugar que le corresponde: el olvido.

17.    
Aquellos espíritus anodinos que creen desacreditar el papel de la filosofía en este mundo, resaltando que Nietzsche (el poeta, el último de los discípulos de Dionisio que proclamara la muerte de Dios) murió penosamente como un animal de circo, queda recordarles que a Jesús lo crucificaron entre bandidos.

18.    
La negativa de Adán y Eva para abstenerse de probar el fruto prohibido comprueba que la sabiduría es mucho más atractiva que la felicidad. Desde entonces se entiende erróneamente que dios penalizó la desobediencia ocultando el tesoro de la felicidad a los filósofos. En todo caso, nada exenta a dios de ser la víctima número uno de su omnisciencia.

19.    
Nadie sabe describir con exactitud la transformación espiritual que supuso comer del árbol de la ciencia. Hay quien en ello ve el nacimiento de la culpa; a mi parecer lo es el de la intimidad. La copulación frente a un padre omnipresente es algo aberrante.
  


20.    
Dios, al estar identificado con lo infinito, es de suponerse que nada se le pueda agregar, en consecuencia, nada lo complementa: ¡jodida perfección la de solo ser un voyeur de la inmanencia!




21.    
La más contundente y la más confirmada de las tesis de la doctrina de Jesucristo, la cual por cierto corresponde a su etapa más madura y lúcida, fue pronunciada en la cima de su crucifixión: ¡por qué me has abandonado padre!



22.    
A menudo siento que vivo entre animales y que, en vez de la selección natural, el mundo evoluciona a costa del oportunismo. La tolerancia es el valor predilecto del tercermundismo.

23.    
La minúscula voz que esporádicamente brota desde el corazón de esa estepa inerte llamada masa, no ha dejado nunca de reprocharle al filósofo su desprecio por una vida social. Éste último, para asegurarles el triunfo de su venganza y así apaciguar el fuego de su morbosa envidia, nunca negará que lo que le espera es un final donde morirá solo, como un árbol sin frutos, sin dios ni compañía. Ese es el precio de la lucidez y de la eterna juventud.

24.    
Sexualmente, soy el hombre menos conveniente para una mujer; el escaso número que pertenece a mi lista concuerda en lo tierno y sumamente triste de la experiencia de haber conocido mi cama. Su llanto ha estallado todas las veces justo en el momento de contemplar mi desnudez, pues nunca antes conocieron a través de un simple trozo de carne lo imposible e inalcanzable que puede tornarse el amor, muy a pesar del corazón.
25.     
Respecto a su poesía, Rimbaud dijo en cierta ocasión: si lloro, tan solo es otra forma de cantar. En mí, el canto, el baile, incluso la filosofía y cada acto trivial en la vida, no son otra cosa sino llantos reprimidos. Es gracias a esa metamorfosis de heridos que el mundo, a través de la literatura en general, algunas veces cobra la imagen de un estanque donde los sapos, inconformes, ofrecen un concierto a la luna en espera de la última transformación.

26.    
Cierto escritor afirmaba que las cosas simples son el refugio de los hombres complicados. A menudo, cuando regreso a casa y hago el recuento de todas las escenas cómicas que protagonicé, surge en mí la pregunta de por qué me siento tan infeliz y cobarde. ¿A caso habré hecho de la poesía y  la vida entera una estúpida simpleza?

27.    
Considero altamente improbable pisar algún día las puertas del paraíso, muy a pesar de pertenecer al escaso número de almas que se interrogan a profundidad acerca del problema de dios: ese pobre mendigo que nunca ha experimentado ni la Fe ni la rebelión.

28.    
Incluso abordado desde un plano meramente lógico, el problema de dios no escapa a la contradicción. A pesar de su omnipotencia, el ateísmo es un asunto exclusivamente humano, lo cual equivale a afirmar que la auto-negación es una virtud de la que dios adolece: y hay quien hoy en día aun confía en un ser incapaz de desconfiar de sí mismo.

29.    
Ni siquiera en plan de broma me es lícito imaginar a un dios ateo. Por el contrario, la misantropía ha ayudado a darle cierta confiabilidad al término humano, aunque también ha servido en mucho para demostrar la flexibilidad superior de nuestra jerarquía ontológica.  Dios también sufre una hacinación que nace de la lógica de la perfección.

30.    
¿Qué especie de dios envía a su hijo a la tierra? ¿Qué naturaleza cobarde prueba en carne ajena la experiencia de nacer, vivir y morir hombre? Ese extranjero cósmico llamado Jesús, que vino a reformular el pecado simple, nato, incluso natural del hombre, para instaurar en su lugar el odio hacia el mundo de lo humano, es en último término la prueba de que lo divino no es capaz de soportar la tragedia de la existencia. Esa broma improvisada llamada resurrección confirma no solo el miedo que inspiró la naturaleza indomable del hombre cuando se le quiso conducir hacia el bien y hacia un modelo ingenuo de la  felicidad, sino también la falta de interés y respeto hacia un padre sin escrúpulos que se ausentó durante milenios después de la creación.



31.    
Para ser verdaderamente hombre, es necesario experimentar el pecado en su raíz, es decir, el más excelso de todos: Hay quien aún pone en duda el hecho de que Cristo conoció el amor de una mujer. De no ser cierto esto, el hijo de dios no hubiese pasado de ser solo una aparición de cantina.





32.    
Dios creó a Eva con la esperanza de hacer junto con Adán otra especie de dioses más superiores: los humanos, seres capaces de renegar no solo de sí mismos, sino de su creador: algo de lo que el dios está excluido.



33.    
¿Qué padre engendra a un hijo con la premisa de que éste nunca llegue a superarlo? ¿Dónde se ha visto que el maestro prepare al discípulo para ser siempre un subalterno? ¿Qué amante no prefiere que su amor dispare la felicidad del otro incluso hasta rebasar la propia? ¿Qué artista no abandona con dignidad su arte cuando su creación ya lo ha superado? No hay día que no encuentre un nuevo calificativo para definir a dios, tanto que he agotado todos los recursos literarios que me hubieran servido para descifrar el misterio de lo humano.


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