martes, 1 de noviembre de 2011

Cuatro párrafos para la mujer

I.
Es del conocimiento de todos esa vieja sentencia pronunciada por dios en los tiempos del pecado original, donde se refería así a la serpiente:"pondré enemistad entre tú y la mujer... ésta te quebrará y tú le quebrarás el calcañar"(Gen.III,15)

II.
Sin embargo esa proclamación no se dió al corto plazo; por el contrario, los teólogos del medievo sobreentendieron una estrecha colaboración entre el Diablo y la mujer. Por medio del pecado de la carne, suponían, la mujer proveía a Satanás de almas: las mujeres inducían a los santos a traicionar a dios.

III.
No fue sino muchos años después, a través de la poesía, que se concibió un nuevo tipo de mujer: la mujer angélica, capaz de subir las almas de los hombres hacia el cielo, hacia dios, (si amigos, la mujer que nos hace volar) la mujer que por fin quebraría a la serpiente, el vehículo de esa victoria anunciada desde tiempos inmemorables. La mujer que por fin nos salvaría de Satanás y nos enseñaría a aplastar al enemigo con el exceso del amor.

IV.
Esto al menos nos muestra los dos principios o fuegos que cohabitan en la mujer, tan inegables para muchos: el fuego puede ser llama que se alza hacia el cielo como una lengua sedienta de amor o puede convertirse en hoguera devoradora destinada al infierno.

1 comentario:

  1. Casi siempre llegamos a este punto: en hoguera devoradora destinada al infierno. Las mujeres somos la perdición de los hombres y ustedes un aliciente para nosotras en esta puta vida.
    Me gusta.

    ResponderEliminar